Las negociaciones entre el PSOE y Junts para la presidencia del Congreso parecen estar avanzando a paso lento, lo que ha generado cierta inquietud en la izquierda socialista. Algunos se preguntan si los socialistas están siendo demasiado confiados en su convencimiento de que Junts no tiene más opción que apoyar una presidencia socialista, mientras que otros sospechan que hay algo más en juego.
El primer encuentro entre Bolaños y Nogueras no arrojó resultados concretos, lo que ha llevado a algunos a preguntarse si el PSOE tiene un plan B en caso de que Junts no ceda. Sin embargo, los socialistas parecen estar convencidos de que Junts no puede sino entregárseles y que el jueves habrá un socialista presidiendo el Congreso.
Esta confianza en la victoria puede ser peligrosa, especialmente si no se tienen en cuenta los cambios en el panorama político. El PP parece haberse dado cuenta de que su alianza con Vox es un lastre y que necesita buscar nuevos aliados, lo que podría llevar a una reconfiguración de las alianzas políticas en el Congreso.
Además, no hay que olvidar que el objetivo principal de la derecha sigue siendo acabar con Sánchez, no con el PSOE en sí. Por lo tanto, es posible que estén dispuestos a hacer cualquier cosa, incluso hundir a Vox o cambiar el relato sobre Cataluña, con tal de lograr ese objetivo.
Los argumentos de los convencidos de que Junts no tiene otra opción que apoyar una presidencia socialista se basan en la necesidad de dinero, la posible huida de votantes si se alían con Vox y las discrepancias internas en el partido de Puigdemont. Sin embargo, desde el otro lado se argumenta que el dinero no es problema y que Puigdemont sigue teniendo el control del partido.
Ante esta situación, cabe preguntarse si Junts dará un golpe en la mesa sin romper del todo las posibilidades de una negociación a posteriori sobre la investidura. Esto podría implicar arrebatarle al PSOE la presidencia del Congreso, pero no entregársela al PP, sino a un tercero “neutral”, como el PNV.
En cualquier caso, lo cierto es que nadie sabe con certeza qué ocurrirá el jueves. Los periodistas recibimos versiones interesadas de todas las partes, y es difícil discernir cuál será el resultado final. Lo único seguro es que las habilidades políticas se demuestran bajo la superficie y no en las redes sociales, y que el jueves veremos si los socialistas han sido astutos o ingenuos en sus negociaciones.